La verdadera historia de Cybotron
Todo el mundo que tiene que conocer a Juan Atkins sabe quien es. La prensa musical especializada sabe quien es. Los millones de aficionados al electro y al techno saben quien es. Rick Davies sabe quien es aunque a veces no le guste recordarlo. Incluso los historiadores y antropólogos obsesionados con la génesis del movimiento que cultural que revolucionó primero Detroit y luego el mundo, creen estar seguros de quien es. Le llaman el abuelo de la música techno, the originator. Un negro de unos cincuenta años, aunque eternamente joven, con el don mágico de interpretar a kraftwert como si estuviera poseído por George Clinton. Juan Atkins es el chico que soñaba con coches voladores y robots que construían un brillante futuro, como el del continuo de Gernsback pero con negros amables y no solo espeluznantes arios rubios de ojos azules con alegres disfraces cromados, mientras escuchaba el show de Electrifying Mojo en la fría e industrial Míchigan. Es la historia de siempre: chico se aburre en su ciudad de mierda y empieza a trastear con la versión barata del instrumento musical más puntero del mundo. El chico usa mal el nuevo aparato y por pura casualidad inventa un sonido de moda que cambia la faz de la tierra y la industria de la cultura y el espectáculo. Meros clichés y agua pasada.
¿Y que pasa con Von Braund? Todo el mundo que tiene que conocer a Juan Atkins sabe quien es. Pero con Von Braund no pasa lo mismo. Quizás los pocos aficionados al genio de Detroit que, rebuscando entre rarezas se hayan encontrado con los álbumes Implosion o Colossus, sepan quien es. Es posible que algún loco por la música de los 70, el rock progresivo y el sinfónico también lo conozca. Blanco, australiano y poco amigo de giras y el circo del espectáculo del rock, Von Braund es hoy un desconocido. Lo que todo el mundo parece ignorar es que también es Juan Atkins.
Entremos en el terreno de la hipótesis y de la absurdo-ciencia. Quizás se trata solo de su alter ego imposible, antipódico y cronológicamente previo en el tiempo. Von Braund/Juan Atkins fundó Cybotron para jugar con sintetizadores y saxofones a una especie de free jazz ambiental y empapado de King Crimson. Como casi toda la década de los setenta, vamos. La casualidad es solo un nombre, el nombre del acontecimiento necesario y es por eso que la casualidad hiciera que Von Braund y Juan Atkins decidieran que Cybotron sería un nombre genial para un grupo de música que dibujara el porvenir.
Al final parece lógico que Von Braund se hartase de los músicos que querían ser estrellas y empezase a jugar con instrumentos que los sustituyeran sin las contraindicaciones del ego artístico. Ahora parece fácil ver que cambiar un baterista por una TR-808, un saxofonista y un guitarrista por un Korg MS-1 y los ensayos por un secuenciador era el proceso obvio para volver a jugar con el futuro. Para volver a dibujar el futuro. El asunto era cambiar de compañías y de influencias, de Tangerine Dream a Kraftwerk, y dejar el estúpido rock por las cromadas praderas del electro. Más rara parece la traslación física y el cambio de aspecto (y raza) que sufre el aussie, pero, con la magia, y la creación musical es solo una forma de magia, todo es posible.
Así pues, todo el mundo debe enterarse ahora del milagro biológico que se produjo cuando el blanco y australiano Von Braund reaparece en la negra y deprimida Detroit pocos años después de su último trabajo en el continente austral bajo el extraño nombre de Juan Atkins.
este sitio es realmente bueno. conosco a ambos grupos los dos me gustan y me parese perfecto que alguien en el mundo los muestre, ahora a escuchar su musica que en youtube abundan los tracks de ambos grupos y estan buenisimos.
saludos desde chile!