La verdadera historia de Cybotron
Todo el mundo que tiene que conocer a Juan Atkins sabe quien es. La prensa musical especializada sabe quien es. Los millones de aficionados al electro y al techno saben quien es. Rick Davies sabe quien es aunque a veces no le guste recordarlo. Incluso los historiadores y antropólogos obsesionados con la génesis del movimiento que cultural que revolucionó primero Detroit y luego el mundo, creen estar seguros de quien es. Le llaman el abuelo de la música techno, the originator. Un negro de unos cincuenta años, aunque eternamente joven, con el don mágico de interpretar a kraftwert como si estuviera poseído por George Clinton. Juan Atkins es el chico que soñaba con coches voladores y robots que construían un brillante futuro, como el del continuo de Gernsback pero con negros amables y no solo espeluznantes arios rubios de ojos azules con alegres disfraces cromados, mientras escuchaba el show de Electrifying Mojo en la fría e industrial Míchigan. Es la historia de siempre: chico se aburre en su ciudad de mierda y empieza a trastear con la versión barata del instrumento musical más puntero del mundo. El chico usa mal el nuevo aparato y por pura casualidad inventa un sonido de moda que cambia la faz de la tierra y la industria de la cultura y el espectáculo. Meros clichés y agua pasada.